viernes, 23 de octubre de 2015

Debates: Elecciones 2015, entre la ausencia de identidad política y los discursos prestados

Por Comunicadores Populares

Con las próximas elecciones del 25 de Octubre del 2015, el pueblo colombiano vive una vez más el ambiente característico de los años electorales, el cual no necesariamente implica la expresión de la democracia, por el contrario una serie de fenómenos opuestos a esta, como son: la angustia de algunos por saber cuáles son los candidatos de los caciques regionales, las mafias locales o de los jefes de las empresas o entidades donde laboran; los afanes de otros por conseguir un contrato antes de que entre en vigencia la ley de garantías; las diversas modalidades de trasteos, compra y venta de votos; las carreras saltando de partido en partido para gestionar los avales de los mismos, o en su defecto, la consecución de firmas suficientes para poder aspirar a los cargos de elección popular. Con estos y otros fenómenos, se dejaron en un segundo plano las construcciones políticas colectivas y se reemplazaron por burocracias que compiten por el dominio de la opinión pública a través de falsos dilemas y debates, donde en nombre de la democracia no hay inconveniente en transitar de un partido a otro, así sus planteamientos fueran sustancialmente opuestos.

En algunas regiones los problemas se agudizan por la presencia del narcotráfico y el paramilitarismo, pero en el país en general se han reproducido unas formas de hacer política, que no necesariamente tienen que ver con la guerra sucia de los diferentes sectores de la derecha, sino con la ausencia de formación política, la crisis ideológica en que se encuentra el movimiento social y político, la corrupción de algunos dirigentes del mismo y la ausencia de referentes políticos alternativos al sistema capitalista.

Bogotá no ha sido la excepción; los candidatos han proyectado el debate sobre construcciones mediáticas. Por un lado los sectores de derecha explotan a su favor los problemas que vive la ciudad en materia de seguridad y movilidad, esforzándose por convencer al electorado de que también pueden hacer inversión social, pese a sus visiones tecnocráticas. Por otro lado los sectores de centroizquierda orientan su estrategia política, entre otros,  hacia algunos sectores sociales como  recicladores y animalistas, que de alguna forma han sido beneficiarios de la administración de Gustavo Petro, pero como el apoyo de estos sectores no basta para una contienda electoral, también se valen de discursos prestados para captar votos de otros actores de la sociedad que demandan mejoras en la seguridad, recuperación del espacio público, construcción de infraestructura, entre otros aspectos que implican alinearse con las políticas de sus opositores de derecha.

Los problemas de Bogotá no se reducen a la capacidad para brindar solución a los anteriores temas, pues no es solo una ciudad estratégica para la región o el país. Su sociedad se encuentra subordinada a los intereses del capital transnacional; megaproyectos como Plan Centro, Plan Aeropuerto El Dorado, Ciudad Salud, Proyecto Ministerios, Ciudad Región para la inversión y el turismo internacional, entre otros, han sido diseñados para los intereses de los grandes inversionistas extranjeros y nacionales, no para los habitantes de la ciudad. De hecho han originado su desplazamiento por vía de la expropiación administrativa y subiendo los costos de vida en barrios populares afectados por estos proyectos. Pero estos temas no han sido el centro de los debates electorales.

Para los sectores de derecha, la intervención a sus anchas de los inversionistas extranjeros o la expansión de los procesos de privatización no representa un problema, pero, por lo menos en teoría, los partidos y candidatos de centroizquierda sí tendrían que tomar posición y asumir compromisos frente a estos temas. Esto no sucede, en parte porque no es objeto de controversia electoral el papel o los límites del capital privado en la administración pública, dado el poder del sector empresarial nacional y extranjero. Sería una temática con pocos réditos electorales y muchos déficits si se mira desde la óptica de la política tradicional, reducida al ámbito electoral y mediático. Por el contrario, en esa misma lógica muchos sectores de izquierda en Colombia buscan diferenciarse y tomar distancia de procesos políticos en nuestro continente que han impuesto límites a la propiedad y han consolidado parcialmente la nacionalización de ciertos recursos como es el caso de Venezuela, Bolivia y Ecuador.

No obstante, es necesario hacer la reflexión desde una visión más amplia de la política, pues no solo se trata de llegar a la administración desde las individualidades y menos si se llega a administrar los intereses de las clases dominantes o de la mano de estas mismas; es necesario construir la política desde las demandas, las iniciativas y propuestas de las clases populares.    

Ver también: 
-La esperanza electoral
-Las elecciones en Colombia ¿una apuesta real por alcanzar el poder político?    

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